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Cómo combatir la soledad en la ciudad

Actualizado: 28 may 2023


Para empezar, quiero resaltar que tener algunos momentos de soledad no es algo malo ni bueno necesariamente. De hecho, disfrutar y aumentar los espacios individuales de crecimiento personal puede ser algo realmente positivo. Sin embargo, el hombre, en tanto que es un ser social, se beneficia en gran medida de la interacción con los otros y gracias a estas relaciones ha logrado sobrevivir y prosperar a lo largo del tiempo. Las tribus, las manadas o las grandes familias han permitido que nos cuidemos los unos a los otros y nos hagamos fuertes como especie, mientras, a su vez, han ido generando beneficios constantes para cada individuo en particular: mediante los procesos sociales cuidamos de nuestro ser y de nuestra colectividad al mismo tiempo.


Sin embargo, en el presente, se incentiva el trabajo individualista sobre el colaborativo. Cada vez son menos las casas enormes, donde antes predominaban los espacios sociales, y un fenómeno análogo ocurre con las familias grandes con numerosos hijos. De hecho, hoy en día, tener hermanos o incluso hijos es una realidad cada vez menos común. Progresivamente los apartamentos son más pequeños y con menos habitaciones, y éstas están ambientadas para condicionarnos hacia la soledad. Adicionalmente, la recreación gira en mayor medida alrededor de la tecnología: las consolas de videojuegos, las series de televisión, los computadores, las tabletas y los celulares, entre muchas otras adicciones modernas, pueden desligarnos del tejido social. En este orden de ideas, podemos ver cómo el estilo de vida actual promueve el aislamiento.


Soledad en la ciudad

De acuerdo con Moran, Neufeld Bailey y DeOlivera, en su libro The roots of depression in early attachment experiencies, se puede considerar que la habilidad para formar relaciones íntimas con otras personas está asociada con una vida más placentera. Del mismo modo, el soporte social es importante durante períodos de estrés y ante diversos eventos negativos, mientras que, en contraste, el aislamiento social evita el acceso al apoyo, al refuerzo y al alivio en momentos difíciles.


Este aislamiento, en ocasiones, puede ser causado porque nos cuesta conocer otras personas, ya sea porque no tenemos las habilidades para hacer nuevos amigos o para mantenerlos, o porque no buscamos los espacios adecuados para encontrarnos con personas afines a nosotros; o incluso porque, a veces, sentimos que nuestro estado de ánimo no nos lo permite.


En este sentido, para desarrollar habilidades sociales lo más importante es la práctica, el ensayo-error: tener la oportunidad para interactuar y hacerlo una y otra vez. Así mismo, para conocer otras personas y, en mayor medida, para sentirte bien contigo mismo, es importante hacer las cosas que sean realmente importantes para ti, practicando, por ejemplo, actividades que te potencialicen como persona. Este tipo de ocupaciones y pasatiempos no exigen necesariamente que estés acompañado.


Algunas ideas: enfócate en tu desarrollo personal y ocupacional, haz cursos de actualización o en otras áreas que sean agradables para ti, como idiomas, fotografía, baile, etc. Invierte en recreación, visita museos, parques, ve al cine y al teatro: las personas afines a ti estarán en espacios comunes a tus gustos. Cuida tu mente, tu cuerpo y tu espíritu, practica un deporte, vincúlate a un grupo de caminantes, de ciclismo o asiste a un gimnasio: lo importante es practicar la actividad física que más te agrade y aprovechar la oportunidad para establecer relaciones sociales constructivas. También puedes participar en voluntariados, en grupos que trabajen por la comunidad o asistir a un servicio religioso, pues ayudar al otro despierta emociones positivas en ti. Por último, no olvides fortalecer tus redes sociales actuales, visitando amigos y familiares, programando actividades con las personas que ya conoces y compartiendo tiempo de calidad con ellas. 


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